sábado, 13 de junio de 2015

El París de Hemingway

TODO ERA UNA FIESTA: EL PARÍS DE HEMINGWAY

La bohemia se dio cita en París en los felices años 20. La ciudad se convirtió en un hervidero de intelectuales, pintores, literatos, y revolucionarios del arte en general, que querían exprimir la vida. En ese explosivo ambiente apareció Ernest Hemingway, y en él se alzó como capitán de la llamada Generación Perdida. Recorremos algunos de los lugares que frecuentó el escritor y que inspiraron su particular universo de la mano del director de cine Kayvan Mashayekh.
Hemingway se instala en París por primera vez entre 1921 y 1926 donde vive junto con los integrantes de la llamada Generación Perdida el ambiente intelectual y bohemio que sacude la ciudad de la luz. “Éramos muy pobres, pero muy felices”, recuerda en su libro 'París era una Fiesta' el escritor norteamericano. Hoy, casi 90 años más tarde, la ciudad sigue conservando la impronta de aquella época en bulevares, rincones y bares que encierran todavía el sabor de ese tiempo, pero sobre todo, aún es posible oír el eco en los cafés de las discusiones e historias que rodearon a Hemingway, al irreverente y genial escritor de los locos locos años veinte, y que nos permiten atisbar su auténtica personalidad.
Con ese objetivo, hemos seguido sus pasos por ese París irrepetible de la mano de un guía de excepción, el director de cine Kayvan Mashayekh, aparcó durante unas horas las cámaras para acompañarnos en este fascinante viaje. Queríamos a alguien realmente apasionado por Hemingway y su mundo, que casi nos permitiese oír hablar al propio escritor a través de sus palabras, y no fue fácil, pero lo conseguimos. Y cosas del destino, fue el mismo cicerone que eligió el actor Clive Owen para descubrir el París de los años 20 mientras rodaba la película 'Hemingway & Gelhorn(que se estrenará en abril de 2012) y en el que interpretará al propio escritor. Os invitamos a que recorráis con nosotros el mismo itinerario que hizo el actor británico en noviembre de 2010.
Los primeros tiempos...
Es un día nublado. Kayvan me cita en el Café Les Deux Magots en Saint Germain des Prés. "Para conocer el París de Hemingway hay que comenzar obligatoriamente por aquí", me dice. Me lo encuentro sentado en una mesa del mítico local esperándome. Detrás de él, sobre la pared, hay colgado un retrato de un Hemingway joven y seductor sentado en este mismo café, muchos años antes, cuando llega a la capital francesa como reportero del Toronto Star.
Hemingway elige el Barrio Latino para instalarse junto con su primera esposa, Hadley Richardson, concretamente en la Rue Cardinal Lemoine. Este barrio y los cafés de St. Germain des Prés constituyen el epicentro de su vida social, en especial el de nuestra cita y el no menos famoso Café de Flore.
En aquel París bullicioso, un grupo de intelectuales animan la escena social y artística de la ciudad, entre los agitadores de la cultura y la razón los imprescindibles Gertrude Stein, F. Scott Fitzgerald, Ezra Pound, Picasso o James Joyce. Hemingway se integra rápida y activamente en el grupo: Stein se convierte pronto en mentora y crítica de sus escritos, Fitgerald comparte con él tertulias literarias y con James Joyce se emborracha hasta perder el conocimiento.
Terminamos nuestro café con leche y mi guía me indica el siguiente punto del recorrido, laBrasserie Lipp, un restaurante anclado en el tiempo, donde los camareros son de toda la vida y la clientela también. Hemingway solía venir aquí a comer su plato preferido, la choucroute.Y aquí estamos Kavyan y yo intentando emular a nuestro escritor y comernos el especial 'choucroute lipp', una combinación de salchichas, carne, charcutería y patatas. Ligerísimo y digestivo.
El París de Hemingway
El célebre Café de Flore, en St. Germain des Prés.
Corbis
Cafés y literatura: La Closerie des Lilas 
Hemingway llega a París con un objetivo claro: ser escritor. Para ello, se auto impone una férrea disciplina de trabajo. Alquila un estudio en el número 39 de la Rue Descartes donde pasará la mayor parte del día escribiendo historias. Sin embargo, pronto lo abandona para buscar la inspiración en los típicos cafés parisinos. “Hemingway adoraba sentarse, incluso en pleno invierno, en las terrazas, al lado de las estufas de carbón desde donde podía contemplar a los viandantes”, describe Kavyan.
Uno de sus preferidos fue La Closerie des Lilas en el Boulevard Montparnasse. Para Kevyan éste es sin duda uno de los lugares más estrechamente ligados a la vida del escritor en París. “¿Por qué?”, le pregunto. "Aquí se reúne a menudo con Fitzgerald, quizá su mejor amigo en la ciudad, para discutir temas de actualidad y trabajar sobre sus artículos, pero sobre todo, aquí escribiría su primer libro 'Fiesta'. En este café Hemingway de alguna forma encontraba la inspiración. Lo que no siempre era fácil", me explica.
De hecho el autor americano seguía todo un ritual a la hora de escribir: su instrumental lo constituía una libreta de lomos azules, dos lápices y un sacapuntas. Además, era muy supersticioso y siempre llevaba una castaña de Indias y una pata de conejo en el bolsillo derecho para que le diera buena suerte. Y para entrar en calor en el duro invierno parisino el ineludible café au lait. A medida que la pluma iba animándose sobre el papel, el ron (St James, su preferido) sustituía al café y los vapores etílicos entraban en pugna con el trazo firme del escritor en busca de su creación.
El siempre bullicioso Barrio Latino
El siempre bullicioso Barrio Latino
Corbis
“Éramos muy pobres...”
"¿Que si Hemingway era muy pobre?", repite exclamativo Kavyan cuando le hablo de la famosa frase de su libro 'París era una fiesta'. “Está claro que como corresponsal del Toronto Star no ganaba mucho dinero, pero por otro lado su mujer de entonces gozaba de una posición acomodada", puntualiza, y añade: "Pero el americano estaba fascinado por el estilo de vida bohemio, digamos que en la época para un artista pasar penurias estaba de moda”.
Y nuestro guía aprovecha para mostrarme uno de los sitios preferidos de Hemingway, elMuseo de Luxemburgo, donde él mismo afirmaría que lo frecuentaba para ahuyentar los fantasmas del hambre y para evitar mirar las exquisiteces que surtían los escaparates de las panaderías. Allí solía admirar embelesado los cuadros de Cézanne, su pintor favorito,“Teniendo hambre- diría el escritor- llegué a entender mucho mejor a Cézanne y su modo de componer paisajes”.
Fiestas y borracheras
“Pero Hemingway fue ante todo un vividor, un bebedor empedernido y un mujeriego sin solución”, continúa nuestro guía. Era un asiduo de la vida nocturna parisina, en especial de Montparnasse, el barrio de moda de los intelectuales donde coincidirá con Henry Miller, Cocteau, Picasso y Man Ray.
El literato frecuentaba Le Dôme, La Rotonde, y Le Select, los bares también preferidos por la comunidad de expatriados americanos en París, y que todavía hoy siguen abiertos. Y casi siempre acababa borracho en el club de moda Jockey. "Allí conocerá a la reina de la noche de París y musa de artistas, Kiki de Montparnasse”, me desvela Kavyan.
Shakespeare and Company
Pero sobre todo Hemingway era un ávido lector. Una librería muy visitada por los escritores de la Generación Perdida fue Shakespeare and Company, en el número 12 de la Rue Odeon, en pleno barrio latino. Una librería de la capital francesa que vendía, y sige vendiendo, exclusivamente literatura en inglés. Allí solía acudir a coger libros prestados, y allí conoció a su buena amiga Sylvia Beach,precursora de la librería, cuya amistad perduraría a través del tiempo y la distancia hasta su reencuentro en 1945.
La libreria, que ya no existe en su localización original del barrio latino, se ubica en la actualidad en un maravilloso recanto de la Rue Bûcherie, justo a orillas del Sena. El ambiente lierario es verdaderamente genuino. Kavyan me presenta a la amable propietaria, quien esta encantada de compartir conmigo anécdotas de la vida de Hemingway o de la propia Sylvia Beach.
El París de Hemingway
Sylvia Beach en la entrada de Shakespeare and Company.
Gettyimages
El Regreso de Hemingway o la liberación del bar del Hotel Ritz 
Aunque el objetivo de la visita era conocer el París de los primeros tiempos de Hemingway, Kavyan me convence de que cualquier historia sobre el escritor quedaría incompleta sin hablar de su relación con el Ritz, o mejor dicho con el bar del Ritz.
Y es que Hemingway regresa a París muchos años más tarde, en agosto de 1945, como soldado americano y justo a tiempo para vivir la Liberación del París ocupado. El escritor ya se ha casado tres veces más, ha cazado en África, ha sufrido dos accidentes en su avioneta y un largo etcétera, en definitiva, se podría decir que ha vivido mucho, y se nota. El 20 de agosto de 1945, Hemingway, maduro pero aún atractivo, enfundado en su traje de militar y acompañado de media docena de soldados considerara misión prioritaria liberar el bar del Hotel Ritz, convertido en cuartel general de la Luftwaffe desde la ocupación alemana.
Una vez liberado, Hemingway lo celebrará por todo lo alto. “La historia cuenta que se bebió nada más y nada menos que ¡51 Dry Martinis!!”, relata Kavyan entre carcajadas. “Parte del programa de fiestas incluyó subir con dos chicas a una de las habitaciones que había sido ocupada previamente por uno de los oficiales alemanes. Siempre un vividor, un vividor este Hemingway", concluye Kavyan, sin poder parar de reír. Como resultado de aquella historia, el bar del Ritz paso a llamarse Bar Hemingway y todavía hoy es posible beberse un cocktail, de preferencia un Dry Martini, mientras los camareros te cuentan las historias de aquél que un día 'los liberó'.
Tras esta parada, el itinerario termina. Se nos quedan muchas historias en el tintero y Kavyan me advierte de que nunca acabaríamos de contar cosas del París de Hemingway. Aprovecho para preguntarle al director, hoy convertido en guía, si tiene alguna sugerencia de cómo terminar este artículo. No lo duda ni un segundo, “por la frase que escribió en 1950 a un amigo suyo y que sintetiza a la perfección el vínculo del escritor con esta ciudad: 'Si tienes la suerte de haber vivido en París de joven, luego París te acompañará, vayas adonde vayas, todo el resto de tu vida, ya que París es una fiesta que nos sigue'".
La fachada del Hotel Ritz, hoy
La fachada del Hotel Ritz, hoy
Corbis

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